lunes, 27 de enero de 2014

veintiseis de enero

Hoy quiero hablar de un día especial, las efemérides de ayer.

Ayer murió José Emilio Pacheco, uno de mis escritores favoritos y autor de una de las novelas más cortas y más bonitas que he leí durante mi juventud, no la he vuelto a leer desde entonces, pero en su momento me encantó. Tal vez ayudó el hecho de haber escuchado "Las Batallas" casi diario por más de 10 años, y ahora, casi diario por más de 20 años.

Ayer nació el hijo de un primo que estimo muchísimo y que según recuerdo, cuando yo era niño era mi ídolo, 3 o 4 años más grande que yo, todo lo que hacía siempre me parecía perfecto, su manera de hablar, de ser y de jugar nintendo.

Ayer cumpliste años.

Ayer entregué mi proyecto de segunda vuelta extraordinario de "emergencia y evolución de sistemas", sin duda la materia más difícil que he llevado en toda mi vida y eso incluye todos mis estudios en universidades extranjeras. No se si la vida pretenda darme una lección haciéndome repetir este segundo semestre, pero no estoy preparado para eso. En estos momentos envidio a las personas que creen en santos, vírgenes, dioses y esas cosas divinas, de haber sido yo creyente, habría pasado toda la noche rezando, orando y re-planteando mi vida.

Ayer se cumplieron 10 años de la muerte de una persona que fue mi guía todo el tiempo nuestras vidas se traslaparon. Siempre pensé que veía la vida diferente a todos nosotros. Cuando yo era más joven siempre pensaba en preguntarle a ella cualquier duda que tuviera, siempre tenía una respuesta que me tranquilizaba. Siempre dijo que yo era una de las personas más 'centradas' que conocía, a pesar de mi edad. No se hasta ahora a qué se refería exactamente. Ella estuvo dos terceras partes de su vida sin caminar, inválida de la cintura hacía abajo. Cuando yo nací su accidente ya tenía muchos años de haber pasado, por lo que yo crecí visitando a la tía Ireri prácticamente todos los días y peleando con ella porque todos los sobrinos usábamos su silla de ruedas para jugar en las rampas que estaban por toda su casa. Toda su vida era una odisea, desde la higiene personal hasta ir a la tienda implicaba un gran costo energético y que yo como niño no entendía. Siempre que alguien habla de ella, la recuerda con mucho cariño, dicen algunas personas que era una 'Santa', una persona que no tenía 'pecados' en su vida.

Es la única persona que puede hacerme llorar de un instante a otro. A veces la gente habla de ella y yo tengo que sacar la clásica frase "discúlpenme un momento", voy al baño más cercano y suelto una que otra lagrima. Sueño con ella de vez en cuando, hasta parece que viene a visitarme. Lástima que mi escepticismo no me permite pensar que puede ser su alma o espíritu cuidándome ó "revisando" que Leo esté bien. Cuando dentro de mi vida hay un logro importante pienso: "mi tía Ireri estaría orgullosa de mi". No supo que entré a la escuela de Arquitectura, que viajé, que estudié en el extranjero, que me gradué, que ahora estudio una maestría y que ya tiene un par de hermosos sobrinos-nietos.

Ahora está solo en fotografías, sueños e historias.