Hace unas horas concluyó el cumpleaños número tres de Emiliano. Una de esas personitas que le dan sentido a mi vida. Hace tres años comenzó otra etapa en mi vida sentimental. Hoy pasó algo curioso:
Los problemas económicos nunca han sido una parte tan importante en mi vida, a pesar de que los sufro constantemente. Sin embargo, recién llegado al DF, con deudas por todos lados, la necesidad de pagar renta, y mis ahorros terminándose poco a poco, mi madre ofreció un préstamo por una cantidad considerable para poder seguir mi maestría. Hará ese préstamo con dos condiciones; la primera, que me quite la barba. Y la segunda, que si algún día mi hermana tiene problemas económicos causados por cuestiones académicas de sus hijos, los apoyaré al igual que ella está haciendo conmigo.
Por mi cabeza pasaban muchas cosas. Una de ellas fue que no sabía si sentirme ofendido o no, es decir, eso es algo que nunca dudaría en hacer, son casi mis hijos. No se si yo tendré hijos alguna vez (comienzo a dudarlo) pero aunque así fuera, Paquito, Emi, Romy y Sebas son mi vida, he hecho y haré todo lo que está a mi alcance para que estén bien.
Como he escrito antes, no quiero que los bienes sean materiales, no planeo tener mucho dinero en el futuro, lo suficiente para vivir bien, es todo. Quiero viajar y conocer el mundo. Es por eso que a ellos quiero dejarles algo más valioso que el dinero: unas extensas cartas.
No he encontrado mejor forma de expresarme que a través de las cartas. Escribo todo el tiempo y con el paso del tiempo se me ha facilitado traducir todos mis sentimientos a palabras. Es por eso que quiero escribirles mucho, explicarles la vida, contarles mi sentir, pedirles que por favor tengan curiosidad por la vida, que duden todo, que creen sus propios paradigmas y modelos mentales. Quiero que me conozcan a la perfección sin tener que estar cerca de mi. No es que yo me considere un ejemplo para ellos, aunque me llenaría de felicidad que así fuera. Pero algo que estoy seguro que tengo y que no es presunción decirlo, es esta curiosidad por la vida. Esto me ha llevado a hacer muchas cosas, conocer lugares, aprender de gente nueva, explorar temas que no sabía que existían y lo más importante, me crea ganas de vivir. Eso es lo poquito que quisiera dejarles a ellos, si yo tuviera que morir mañana, ese sería mi último deseo: tiempo para escribirles.
Ansío el día en que aprendan a leer y a razonar lo que leen.
¡Felicidades Emiliano! Ojalá algún día puedas leer todo esto y reírte de tu tío y sus locuras.
martes, 25 de febrero de 2014
miércoles, 19 de febrero de 2014
Otra primera vez
En la ruta Santa Fe - Tacubaya. 9:10 pm. Microbús para 35 personas, 50 personas abordo. Yo colgado del pasamanos superior viendo los autos y la gente del exterior, como enjaulado, no me podía ver pero sentía la mirada cansada. Venía pensando en todo el drama que acababa de pasar, dándole vueltas concluí que mis primeras veces siempre tienen un toque especial. Sobre todo cuando se trata de asuntos académicos.
- Mi primera vez en la secundaria. Es uno de los ambientes más extraños en los que estuve, al menos eso era lo que pasaba por mi cabeza mientras a las 6:45 de la mañana mis nuevos compañeros se presentaban.
- Mi primera vez en la preparatoria. Venía de una secundaria particular y no solo particular, sino que era la secundaria particular más fresa de Manzanillo. Yo no me consideraba un niño mamón, pero por si las dudas entré con la defensa arriba, no conocía a nadie, salvo a una persona que... (bueno, esa es otra historia MUY larga que no tiene nada que ver con esto). Cuando los demás pubertos me preguntaban "¿de qué secundaria vienes?" yo hacía cualquier cosa con tal de no contestar o daba referencias vagas como: "una nueva".
- Mi primera vez en la facultad. Pues aquí no hubo nada interesante.
- Mi primera vez en Norman. ¡Oh dios! El primer día de clases llegué tarde y entré a un salón de unas 60 mujeres (yo era el único hombre). Primero pensé "yeah!" pero después entendí que algo no andaba bien. Recuerdo esa platica incómoda con mi compañera de al lado... "¿y... por qué te gusta el diseño de interiores?". Claro, salí corriendo de la clase con la cara llena de güegüenza.
- Mi primera vez en Aalborg. Estaba tan agobiado porque no tenía donde vivir que las primeras 10 clases no podía poner atención, fue un ambiente muy denso para mi y esas primeras semanas TODO absolutamente TODO salió mal.
- Mi primera vez en ISTHMUS. Llegué tarde, pero nada extraño ni interesante.
- Mi primera vez en la UMA. Entré después que todos mis demás compañeros, es decir, todos ya se conocían entonces fue difícil, yo era el "nuevo", a pesar de que fue solo un taller al que no asistí (el primero) todos parecían tener mucho tiempo de conocerse. Y yo... con la mirada incómoda, sentado tomando café, todos parecían tan hippies que me sentía raro, no se, fue extraño, muy extraño.
- Mi primera vez en la IBERO. Pues de la clase no recuerdo mucho, pero si recuerdo haber pensado: "nunca había visto tantas muchachas guapas juntas.... ¿será requisito ser guapa para entrar a esta escuela?"
...y para ponernos en contexto, hace meses que un importante director de Holcim (antes Apasco) accedió a darme una beca para dicho diplomado. Mi papá y yo duramos varias semanas intentando tener contacto con él y algunos de sus subordinados para pasar ese acuerdo verbal a un papel que lo hiciera legal. Pasaron las semanas y el día de inicio del diplomado llegó. Yo iba muy nervioso y no sabía que esperar dado que ese acuerdo verbal nunca se aterrizó en papel, entonces fui prácticamente de oyente, aprovechando que ya conocía a la mayoría de los maestros y coordinadores del diplomado.
Ellos me recibieron muy alegres dándome la bienvenida -de nuevo- a la Universidad y al diplomado, por lo que tuve que explicarles la situación de "no se si estoy o no inscrito". Revisaron su lista y como lo esperaba, no estaba inscrito. Gilda, la coordinadora, una venezolana muy alegre de sangre liviana, me sugirió (casi obligó) a hablar con la representante de Holcim en esa clase. Yo me negué y ante su insistencia, 'pos' accedí.
Mariana: Hola Leo, mucho gusto
Leo: Hola Mariana, fíjate que mi situación está bla bla bla bla bla bla bla...
Mariana: ¡Esto es inaudito! Ven, dame tus datos, yo te resuelvo ahorita...
Mariana es una muchacha de algunos 35 años que en la clase se sentó junto a mi, la escuché hablar y pensé "¡qué fresa!".
Después de unos minutos, Mariana pidió hablar con Carlos, el coordinador, otro venezolano con las mismas características sociales que Gilda. Y al parecer le dio muy buenas referencias mias. Algunos dos o tres minutos después:
Mariana: Leo, ya quedó tu beca
Leo: ¡¿cómo!?
Mariana: Si, si fulanito de tal (el alto director de la empresa) se comprometió contigo para darte esta beca, te la tenemos que respetar. Yo solo tengo 10 becas por diplomado y ya las repartí todas, así que el siguiente diplomado solo van a tener 9, es decir, les vamos a quitar una para que tu la tomes ahora.
Leo: ¡muchísimas gracias, esta beca va a estar bien aprovechada! (elogios múltiples)
Mariana: Sé que si, ya te vi tomando notas de cada palabra del ponente
Y este fue mi drama #312 en el DF :) y la historia de como mis primeras veeces suelen ser 'interesantes'.
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