Supongo que unos momentos de tristeza no son tan malos. Nostalgia esporádica es parte de una vida balanceada.
Hoy me entrevistaba con una amiga muy cercana, quien aseguraba estar pasando por momentos melancólicos, yo simplemente me limité a convencerla de que la situación no era tan delicada, y que necesitamos de terceros en algunos problemas, sólo para saber otro punto de vista.
Minutos más tarde, mientras intentaba terminar mi tesis, unas ganas raras por escuchar trova entraron en mi cabeza. Busqué a Fernando Delgadillo en mi itunes. Y no estaba.
Volvamos un poco al pasado:
Desde que tengo memoria, amo la música de Delgadillo.
Nunca he sido de los que al terminar una relación se deshace de cartas viejas, más bien espero a que la tormenta pase, y años después lo transformo en bonitos recuerdos. Me parece que conservo la mayor parte de las cartas de mis ex novias. Hace muchos años que no leo alguna (y por el momento no recuerdo donde las puse, pero sé que las tengo).
Hace apróximadamente 5 años (o 4) tuve una crisis amorosa bastante aguda. En la que la canción "carta a francia" representaba un gran peso. De esas canciones que en realidad no tienen nada que ver con tu situación, pero el momento en que la escuchabas, tu cerebro estaba tan vulnerable a pendejadas, que relacionas la nostalgia con cierta canción o situación.
Antes de tener la capacidad de -inconscientemente- relacionar esta canción con aquella situación, me encantaba escucharla. En parte me identifico por la parte de la canción donde Delgadillo duda de sus seguidores, tal vez sólo les gusta un buen rato de trova, y escuchar la respuesta del público en algunos de sus conciertos, desmintiendo esta situación, me llegó a poner la piel chinita en varias ocasiones.
Yo mismo borré toda la música de Delgadillo, y no recordaba muy bien la razón. Tecleé "carta a francia" en youtube, y recordé todo. Nudo en la garganta, escalofríos, flashbacks, flashforwards, y demás tonterías.
Dando un paso fuera de este tipo de concentraciones, démonos cuenta lo tontos que son estos escenarios.
Ahora, bajé los discos de Delgadillo, los escucho. Todo bien. Gracias a MI. Esos recuerdos agobiantes y tristes se convierten en una lección de vida. Una lección que me dió mi padre hace unos años, que me esfuerzo por seguir al pie de la letra. La comparto con ustedes:
NO HAGAN PENDEJADAS.