Hace tiempo decidí que nada ni nadie me iba a hacer sentir mal (no, no es un deja vu, sólo lo he escrito muchas veces). Aplica física, psicológica y sentimentalmente, en ésta época de mi vida, de verdad, no me interesa nada que tenga que ver con lo anti-bueno. Es por eso que en menos de 1 mes, ya más de 10 personas, al platicar 15 o 20 minutos conmigo me dicen: "tienes que ser un poco más tolerante". Y mi respuesta es: "ahorita no me interesa". En serio, si alguien no aguanta mi mamonez, lo siento mucho, pero no haré nada al respecto. No ahora. La verdad es que me gusta tanto mi vida, que no haré nada por agradar a la gente, no quiero ser hipócrita.
Por eso soy un sincero egoísta intolerante.
Y dejando atrás la negatividad.
Se acerca otra vez el fin de año, y como cada fin de año, toca escribir mi resumen. No se cuantas veces he escrito ya en este blog las características de mi año (ok, si lo sé). 2007, 2008, 2009 y ahora 2010. No me gustó el inicio de este blog en 2007, fue accidentado y sin un rumbo (no es que ahora lo tenga, pero mis ideas son más nítidas). He borrado muchos muchos posts, 30 o 40, o tal vez mas.
Pero bueno, eso y más... será en algún post cercano a Enero.
Les platico, queridos lectores y "mimismo", muchas cosas
1. Voy a volver a ser tío =)
2. Mi madre acaba de llegar y me puso muy contento.
3. Mi situación familiar es excelsa.
4. Planeo viaje al santuario de la mariposa monarca (desde hace varios meses). Me resulta triste pensar que conozco mejor otros países que el mío. Así que cancelo mis viajes al extranjero (creo) en 2011, para conocer esos rincones de México que son y fueron musa de los más grandes artistas mexicanos. No es invitación, lo siento.
3 comentarios:
Aaaah yo quiero ir a Michoacán.. tomas harrrtas fotos y las subes anda anda anda!
SALUDOS!
"una trompeta anónima y después el piano, todo entre un humo de fonógrafo viejo y pésima grabación, de orquesta barata y como anterior al jazz, al fin y al cabo de esos viejos discos, de los show boats y de las noches de Storyville había nacido la única música universal del siglo, algo que acercaba a los hombres más y mejor que el esperanto, la Unesco o las aerolíneas, una música bastante primitiva para alcanzar universalidad y bastante buena para hacer su propia historia, con cismas, renuncias y herejías, su charleston, su black bottom, su shimmy, su foxtrot, su stomp, sus blues, para admitir las clasificaciones y las etiquetas, el estilo esto y aquello, el swing, el bebop, el cool, ir y volver del romanticismo y el clasicismo, hot y jazz cerebral, una música-hombre, una música con historia a diferencia de la estúpida música animal de baile, la polka, el vals, la zamba, una música que permitía reconocerse y estimarse en Copenhague como en Mendoza o en Ciudad del Cabo, que acercaba a los adolescentes con sus discos bajo el brazo, que les daba nombres y melodías como cifras para reconocerse y adentrarse y sentirse menos solos rodeados de jefes de oficina, familias y amores infinitamente amargos, una música que permitía todas las imaginaciones y los gustos, la colección de afónicos 78 con Freddie Keppard o Bunk Johnson, la exclusividad reaccionaria del Dixieland, la especialización académica en Bix Beiderbecke o el salto a la gran aventura de Thelonius Monk, Horace Silver o Thad Jones, la cursilería de Erroll Garner o Art Tatum, los arrepentimientos y las abjuraciones, la predilección por los pequeños conjuntos, las misteriosas grabaciones con seudónimos y denominaciones impuestas por marcas de discos o caprichos del momento, y toda esa francmasonería de sábado por la noche en la pieza del estudiante o en el sótano de la peña, con muchachas que prefieren bailar mientras escuchan Star Dust o When your man is going to put you down, y huelen despacio y dulcemente a perfume y a piel y a calor, se dejan besar cuando es tarde y alguien ha puesto The blues with a feeling y casi no se baila, solamente se está de pie, balanceándose, y todo es turbio y sucio y canalla y cada hombre quisiera arrancar esos corpiños tibios mientras las manos acarician una espalda y las muchachas tienen la boca entreabierta y se van dando al miedo delicioso y a la noche, entonces sube una trompeta poseyéndolas por todos los hombres, tomándolas con una sola frase caliente que las deja caer como una planta cortada entre los brazos de los compañeros, y hay una inmóvil carrera, un salto al aire de la noche, sobre la ciudad, hasta que un piano minucioso las devuelve a sí mismas, exhaustas y reconciliadas y todavía vírgenes hasta el sábado siguiente, todo eso en una música que espanta a los cogotes de platea, a los que creen que nada es de verdad si no hay programas impresos y acomodadores, y así va el mundo y el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde y esta noche en Viena está cantando Ella Fitzgerald mientras en París Kenny Clarke inaugura una cave y en Perpignan brincan los dedos de Oscar Peterson, y Satchmo por todas partes con el don de ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero, es inevitable, es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado,
les señala que quizá había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizás había otros caminos, y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera.
I could sit right here and think a thousand miles away, I could sit right here and think a thousand miles away,
Since I had the blues this bad, I can’t remember the day...
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