Puedo decir que este ranchito de 20 millones de habitantes me ha recibido bien, así a secas, bien. Y si no me recibió 'muy bien' fue por mi falsa expectativa de que todo iba a ser sexy, fácil y divertido, y está siendo sólo sexy y divertido pero NO fácil para nada fácil. Pero lo disfruto. Disfruto cada momento en el metro, cada paso por las irregulares y deshabitadas banquetas de Tlalpan a las 12 de la madrugada.
Esto se está poniendo bueno.
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